sábado, 3 de mayo de 2008

CRONOLOGÍA 1966/1973

"Apuntes para una historia del movimiento estudiantil de la ciudad de La Plata. 1966-1973."

Pablo A.Bonavena

-I-

El día del golpe que derrocó al Dr.I­llia, en horas de la madruga­da, efectivos policiales ocuparon las instala­ciones de la Universidad Nacional de La Plata. Esto ponía en evidencia que la fuerza golpista esperaba resistencia activa en este ámbito habida cuenta de que el movimiento estudian­til se encontraba en un momento de alza en sus lucha­s alrededor de la reivin­dica­ción de mayor presu­pues­to y en solida­ridad con la clase obrera. Sin embargo, la resistencia concreta se redujo a la acción de dos pequeños destacamentos, uno ligado al Partido Comu­nista y otro vinculado al partido desplazado del gobierno, frenán­dose el plan de acción del con-junto del movimiento estudian­til. En efecto, el grueso de las organiza­cio­nes estu­diantiles acotó su inter­vención únicamente a decla­raciones contra el golpe en una defensa genéri­ca de las libertades públicas, de la democracia repre­sentativa y especialmen­te de la autono­mía universita­ria. Este último tema fue el que motivó la mayoría de los pronuncia­mientos, ya que los rumores sobre una interven­ción a las universida­des eran crecien­tes, y la adscripción al Reformis­mo mayorita­ria.[1]

Un mes después, cuando se concretó la intervención con el decreto 16.912 la situación cambió considerablemente. El movi­miento estudiantil se movilizó mayoritaria­mente en defensa de la autono­mía y demás postula­dos reformistas, llevando a cabo importantes acciones de masas, esto es, por fuera del marco jurídico-institu­cional, como ocupa­ciones, huelgas y luchas callejeras. Uno de los temas que ordenaba la lucha teórica en relación a la inter­vención pasaba por la cuestión del "marxismo". En qué sentido? Las agrupacio­nes que apoyaban el decreto 16.912 argumen­taban que éste terminaba con el reformismo que al desje­rarqui­zar la univer­sidad favorecía al marxis­mo. Por el contrario, la mayoría estu­dian­til, expresa­da organiza­tiva­men­te en el Refor­mismo Auténtico/­ FULP, sostenía que dicho decreto tendría ese efecto, en tanto que el "refor­mis­mo" era el que ponía freno al marxismo y "otros totalitaris­mos". Otro asunto muy importante hacía a las distintas maneras de enfren­tar la interven­ción. En este sen-tido, las posicio­nes se polariza­ban en dos grandes tendencias que incluso cruzaban el interior de las distintas organizaciones; los que planteaban la contienda frontal (FULP y grupos marxis­tas) y los que proponían una posición más negociadora y dialo­guis­ta sobre la base del respeto de la autono­mía (por ejemplo, los centros de estudiantes de Veterinaria y Derecho). Esta situación fue gene­ran­do crisis y divisio­nes en muchos de los nuclea­mientos estudian­ti­les, aunque también convergen­cias.

No obstante estas circunstancias, la lucha estudiantil en la UNLP alcanzó gran vitalidad, involucrando a integrantes de la Regional de la Universidad Tecnológica Nacional y secundarios. Sobre un total de 692 acciones estudian­ti­les de masas durante el período que va desde el golpe y hasta el fin de ese año, 107 se sucedieron en la ciudad de La Plata (15,46 %). Muchas de ellas trasvasaron los límites de las organi­za­ciones "tradiciona­les", agotando concepciones reformis­tas que acepta­ban a la universi­dad como una "isla democráti­ca" dentro de un orden social injusto y antidemo­cráti­co, socialcris­tianas inscrip­tas en el apoliti­cismo y formas organizativas de carác­ter corporativo, en la línea de una crecien­te politiza­ción que asumía fuertes connotaciones antiimperia­listas, antidictatoriales y, en menor medida, socialistas.[2] Además, se consolidó la concien­cia sobre la necesi­dad de componer fuerzas con otras fracciones socia­les y especialmente con la clase obrera. Frente al paro nacional del 14 de diciembre decretado por la CGT, la FULP llamó a la unión obrero ­estu­diantil argumentando que "supe­rar pasados desen­cuentros es una obligación para las organiza­ciones de ambos sectores y la innegable existencia de objetivos comunes debe manifestar­se a través de hechos concretos como el apoyo al paro obrero del miércoles próxi­mo"; a su vez, un tiempo antes, las "62 de Pie" de La Plata, Berisso y Ensenada habían sostenido que "la defensa de la autono­mía por parte de califica­dos docentes y la inmensa mayoría de los estu­diantes y sus organizacio­nes innega­blemente represen­tati­vas, es justa y debe merecer la solida­ri­dad popular".

-II-

A pesar de la alta combatividad, como ocurrió en todo el país, los estudiantes fueron derrotados: la intervención logró consolidarse. Esta realidad se vió con claridad durante el año 1967. El movimiento estu­diantil universitario platense se recluyó en el planteo restringido de reclamos inmediatos y corporativos. El retraimiento estudian­til sólo se vió alterado a partir de tres grandes cuestiones. Una de ellas fue el intento de traspaso de los estableci­mientos secundarios de la UNLP al Ministe­rio de Educa­ción, resistido central­mente por los estudiantes secunda­rios acompaña­dos de comisio­nes de padres, ex-alumnos y parcial­mente por los alumnos universitarios. Otra, la nueva Ley Univer­si­taria enfrentada, a fines de abril, con un paro convocado por la FULP. Por último, los homenajes a la Reforma Univer­sitaria y Santiago Pampillón. En total se concretaron 26 acciones de masas que también involucra­ron los alumnos de la UTN y secunda­rios y sólo una se realizó conjuntamente con organiza­ciones obreras. Esta parálisis del movimiento, obviamente, preocupaba a las direccio­nes estudianti­les. En tal sentido, por ejem­plo, la Franja Morada (FM), integrada por radicales y en menor medida socia­lis­tas y anarquistas, caracte­rizó este año como un "largo período signado por el fracaso" explicando que el mismo era causado por la distancia que existía todavía entre la clase media y los traba­jadores "a pesar de los muchos intere­ses comunes que poseen".

-III-

En el transcurso del año 68 la tendencia empezó a revertir­se. La dictadura aprobó los estatutos de todas las universidades, y fue en la UNLP don­de con más determinación se intentó aplicar los nuevos lineamien­tos, hecho que revita­lizó la disposición estudiantil para el combate como se evidenció, en junio con la lucha que se estructuró en torno al homena­je a la Reforma del '18. La misma se materializó a través de un paro con parcial acatamiento (entre otras causas, por la no adhesión del peronis­mo) y una movilización por las calles del centro de La Plata, Berisso y Ensenada, donde los estu­dian­tes pusieron en práctica acciones sorpresi­vas de gran movilidad, rapidez y violencia material, varias de ellas nutridas con la concurrencia de obreros industria­les (especial­mente con la Intersin­di­cal de La Plata, Berisso y Ensena­da). A princi­pios de julio, la disputa se dió alre­de­dor del repudio de la Ley Universi­taria y el cierre de la Facultad de Arquitectu­ra. El día 5 los estudian­tes levanta­ron barricadas en las adyacen­cias de los locales universi­tarios, ocuparon algunas instalacio­nes tomando a varias autori­da­des como rehenes, genera­lizándose duros choques con la policía, que era agredida desde la planta alta con baldosas y bombas molotov. El saldo de la lucha fue de 540 estudiantes detenidos y varios policías heridos. Como res­puesta a los inciden­tes, las autoridades cerra­ron la Universi­dad hasta el día 15 del mismo mes, suspendie­ron a varios estu­dian­tes y clausuraron los centros de estudian­tes. Por su parte, los estudian­tes de Medicina declara­ron un paro contra la repre­sión que se extendería hasta el 22 de aquel mes cuando una asamblea a expensas de profesores y la base estudiantil, contra la opinión del centro de estudiantes que gritaba "traición", levantó la medida. En sep­tiem­bre se elevó nuevamente la lucha al conme­morar otro aniver­sa­rio del asesinato de Pampillón conjun­ta­mente con la CGT "A", donde los estudiantes huelguistas pusieron en funciona­miento pique­tes para garantizar el plan de acción que tuvieron como resultan­te enfrenta­mientos directos con miembros de la agrupa­ción Tacuara que operaba a instancias de autoridades universi­tarias. Resu­mien­do, durante el trans­curso del año se sucedie­ron 69 hechos de masas, que además de las cuestio­nes mencionadas involucraban la crítica a los planes de estudio vigentes, a docen­tes y funcionarios universi­tarios, el apoyo al plan de lucha del SUPE, la oposición a medidas represi­vas y limitacio­nistas, entre otras reivin­di­cacio­nes. Todas estas acciones denun­ciaron un incremento en el ejerci­cio de la violen­cia material directa por parte de los estudian­tes, alcanzando un nivel de politización en la línea del logrado a fines del '66.

-IV-

El '69 sería un año intenso, como lo fue en todo el país. A princi­pios de año la FM era la mayoría en la FULP y la FAUDI (tendencia mayoritaria de la FUA) la primera minoría. Por fuera de la FULP se encontraba, entre los agrupamientos más destacados, los Grupos Univer­sitarios de Libera­ción (GUL) y la peronista Federación Universitaria de la Revolución Nacional (FURN). Todas estas organi­zaciones, junto a los centros de estudian­tes, impul­saron en marzo la lucha contra las res­tric­ciones en el ingreso a la universidad logrando algunas acotadas conce­siones de la dictadu­ra. El impor­tante activismo que suscitó esta luchas, se profundizó durante mayo al compás de los enfren­tamientos en Co­rrien­tes, Chaco, Rosario y Córdoba. En presencia de estos aconte­cimien­tos, el 16 de mayo, la FULP convocó a una reunión a la que asistieron delegados de todos los centros de estudiantes. En su trans­curso se produjo una división en la FM y quedó la FAUDI (que sugería impri­mirle a la lucha un carácter más agresivo y violen­to) como la representan­te de una sola tendencia dentro de la FULP. El resto de las agrupa­ciones llama­ron a formar una Coordi­na­dora Inter­ten­dencial con el objeto de unificar al movimien­to, meta que no se logró a pesar de las presiones de la base. Más allá de estas circunstan­cias, los estu­diantes hicieron paros y se movili­zaron por las calles con ataques a bancos y organis­mos estata­les. Para garantizar la organiza­ción se confor­ma­ron "comi­tés de resis­ten­cia" por Facultad y en la lucha calle­jera la táctica utilizada consistió en el hostiga­miento en pequeños grupos en todo el radio céntrico con el levanta­mien­to de barrica­das con el uso de bombas molo­tov y todo tipo de proyecti­les. El elevado grado de organiza­ción puesto en práctica evitó las detenciones policiales. Frente a estos hechos la CGT "A" guardó silencio y los apoyos llegaron de ATE, trabaja­do­res de Gas del Estado, de la Unión Ferrovia­ria y de vecinos. No obstante este abstencionismo, el movimiento estudian­til local se sumó al paro nacio­nal de ambas CGT del día 30, acompañán­dolo con manifes­taciones y barrica­das. En junio, se recordó nuevamente la Reforma con actos en locales univer­sitarios que fueron ocupa­dos, comple­mentados con manifestaciones calleje­ras donde arroja­ron molotov y cruzaron autos en la calzada para inte­rrum­pir el tránsito. Para fin de mes, las acciones reprobaron la visita al país de Rockefe­ller con hechos aislados de violen­cia contra la policía. En julio la FULP ratificó su solidaridad con los paros convocados por ambas CGT logrando una muy alta adhesión, impulsan­do actos relámpagos, marchas y la ocupa­ción de la Facul­tad de Derecho; en agosto se sumó a la huelga convo­cada por el grupo sindical de los "20" siendo parte de los actos relámpa­gos de los obreros. En septiem­bre, para homenajear a Pampi­llón, la FULP decretó un paro con el apoyo de los estudiantes secunda­rios y organizó un acto junto a la CGT "A" que generó enfrenta­mientos calleje­ros con la policía, ataques sobre la Casa de Gobierno y a las delega­ciones de los diarios "La Prensa" y "La Nación". Este tipo de acción conjunta con esa entidad gremial se repitió hasta finalizar el mes.

Como manera de frenar esta escalada y neutralizar la sostenida alianza obrero­/estu­diantil, en octubre, el gobier­no ensayó una argucia "participa­cionista" de gran magnitud con algunas concesio­nes que incluso contem­plaban elecciones de claus­tros; la táctica del movi­miento estudian­til ante la maniobra sería finalmen­te la "absten­ción revolucio­naria" luego de debatir distintas alternati­vas como el voto el blanco (FAUDI, FJC y sectores peronistas) o la presentación en los comicios llevando "delega­dos combatien­tes" (secto­res trots­kis­tas). La respues­ta abarcó, además, la realiza­ción de paros que apoyaban también reivindi­caciones de los trabaja­dores no docen­tes, reclama­ban la libertad de los presos políticos y la solución de todas sus exigen­cias. El total de acciones de masas durante el '69 fue de 103, lo que no sólo signifi­caba un aumento en número respecto del '68, sino que por su dimensión e intensidad lo era también de tipo cualitati­vo, expre­sando una consolida­ción en la determi­na­ción de vincu­larse al movi­miento obrero y en el desarrollo de la guerra de guerrillas de masas.

-V-

En los primeros meses del '70 se concretó el regreso de la FULP a la FUA luego de 10 años de alejamiento. Desde la primer semana de febrero la lucha estu­diantil en la UNLP se orientó en contra del sistema de ingreso. Durante marzo y abril la moviliza­ción por esta causa se incrementó desta­cándose, por un lado, el poder de convocato­ria de FM y su insisten­cia en la vinculación con la clase obrera a partir de acciones concretas (llamó a realizar un par de huelgas al respec­to); y por otro, el nivel de violen­cia material y grado de organización desplegado por la FAUDI y la FURN en la lucha callejera. De cara al primer aniver­sario del "cordobazo" tanto la FURN como la FULP dispu­sieron planes de lucha que además de rememorar el hecho expresaba el repudio a la políti­ca del gobierno. Estas iniciati­vas se combinaron con otras impulsadas por los centros de estu­dian­tes a partir de reivindica­ciones particula­res y de los trabajadores no docen­tes, sucedién­dose así, durante todo el mes una gran cantidad de huelgas y otro tipo de acciones derivan­do en intensos choques callejeros con las fuerzas represivas que incluyeron ataques contra distin­tos blancos.[3] El día 30 se produjo un hecho que generó gran conmoción. Manos anónimas atentaron con explosivos contra el local del Centro de Estu­diantes de Ingeniería, ubicado en 47 entre 1 y 115; la entidad agredida explicaba que el atenta­do se fundamenta­ba "en el hecho de ser el CEILP el único centro de reunión de todos los estudian­tes de la UNLP y de los represen­tan­tes del movimiento obrero" y la mayoría de los estudian­tes señalaban que el mismo inicia­ba, por parte de la dictadura, una etapa de ejercicio del terror y la provoca­ción a partir de grupos parami­litares "en la búsqueda de paralizar la organi­zación independien­te y de clase del movi­miento obrero y la ligazón a éste del movimiento estu­diantil en un frente obrero/es­tudian­til orgánico", como apuntaba el Movimiento de Acción Programática. Lejos de amedrentar, el atentado generó múltiples pronun­ciamientos y actos de repudio; nueva­mente piedras y molotov contra la policía en las calles platenses. Cuando la lucha se genera­lizaba, el 8 de junio, las autori­dades decreta­ron asueto e intenta­ron clausu­rar la UNLP debido al golpe de estado en marcha que llevaría a la presidencia de la Nación al gral.Roberto Marcelo Levingston. Los estu­dian­tes impidieron la maniobra ocupando las instalaciones. Alrededor de las 18 horas efectuaron un acto/asam­blea y se dividieron en dos grupos; uno se quedó en la Univer­sidad y otro trató de organizar­se en columnas para recorrer el centro de la ciudad siendo atacado con gran cantidad de gases lacrimó­genos por la policía. Los estudian­tes agredidos se replegaron dentro del local y llamaron al rector doctor Gatti para gestionar la libre salida del mismo sin interven­ción policial. Con la presencia del funcio­nario y en un clima de gran confu­sión, los estudiantes lo "derro­caron" nombrando al ex-rector Ingeniero Carlos Bianchi "de facto" titular de la UNLP, que sin embargo admitía que su inter­ven­ción era de carácter personal.[4] Finalmente, se formó un "comité de emer­gen­cia" (integrado por la FULP, varios profeso­res, Carlos S.Bian­chi y gradua­dos) para asegurar la apertura y funciona­miento de la Universidad y luego de la retirada policial los estudiantes abandonaron el establecimien­to. Al día si­guiente se normalizó la actividad y en horas del mediodía, en el marco de una numerosa y tensa asamblea, en el edificio central de la UNLP, se produjo un breve inter­cambio de golpes entre estudiantes de izquierda que criticaron al peronismo y la FURN; se impuso la decisión de mante­nerla abierta y desarrollar un plan de acción que contempla­ba un homenaje a la Reforma del '18 apoyado por la FULP, FM, la TERS, la FAUDI y el MOR, con la oposición de la FURN. La situa­ción también era muy tensa en la Regional de la UTN, donde los estudian­tes realiza­ron un paro total el día 16 solicitando el alejamiento de varios profesores. Sobre finales del mes la FULP impulsó, para revitalizar el movimiento, la reorganización de los centros de estudiantes que no renovaban autoridades desde hacía 2 y 3 años; también propulsó acciones para repudiar el nuevo aniver­sario del golpe. No obstante, la atención se dirigió hacia la Facultad de Derecho ya que en agosto apareció un grupo de la CNU que atacaba sistemáticamen­te a los miembros del centro de estudian­tes, especial­mente a los integrantes de la minoría nucleados en la TAR; las confrontaciones derivaron en enfrenta­mien­tos que inclu­yeron el uso de armas blancas y de fuego, que provoca­rían la suspen­sión de las clases. En septiembre se activó el estudiantado de la Universi­dad Católica, naciendo una coordi­nadora en la Facultad de Derecho que solicitó la renun­cia de las autoridades por carecer de jerar­quía académica. En octubre, el blanco del repudio fue el capitán Ingeniero Alvaro Alzogaray, cuando éste intentó brindar una conferen­cia en la Facultad de Ciencias Económi­cas y un piquete de alumnos lo impidió arrojando sillas, huevos, pintura y tomates, mientas volcaban el auto que lo había traído y golpeaban a su acompañante que quedó herido en la cabeza. En defini­tiva, los estudian­tes en el decurso del año concreta­ron 105 acciones de masas.

-VI-

El año '71 fue el de mayor actividad del movimiento estu­diantil en el período que consideramos con 141 acciones de masas que empezaron orientándo­se al rechazo del sistema de ingreso. En efecto, el estudian­tado local combatió decidi­damente contra el limitacionismo con manifes­taciones y tomando las Faculta­des de la UNLP y la sede de la UTN, logrando, como también pasó en el resto del país, importantes triunfos al quedar abolidos cursos de ingreso y obtener la promoción sin examen, así como el uso para los ingresantes del comedor universitario. Al calor de estos sucesos se constituye­ron cuerpos de delegados de ingresantes que cumplie­ron un rol fundamental para lograr la masiva movilización, en el marco del plan de lucha dictado por la FULP y la FUA. En marzo, cuando llegaban las noticias de los hechos conocidos como el "viborazo", los estudiantes platen­ses redoblaron su esfuerzo militan­te ganando las calles con barricadas y ataques contra el Jockey Club, bancos, empresas y comercios, secundados por la CGT "A", ATULP y el Sindicato Unico de Publici­dad. Este ascenso en la lucha fue contes­tado con masivas detencio­nes, secuestros y allanamien­tos. Especial­men­te le preocupaba a los estudiantes un supuesto documento del Ministerio de Educación (atribuido al Coronel Babini) que solicitaba a todos los rectores un informe detallado sobre las distintas tendencias que actúan entre los estu­diantes y la individua­liza­ción de "agita­dores". En este marco se desarro­lló una muy rica experiencia en la Facultad de Arqui­tectura iniciándose un proceso de organiza­ción y movilización de base por curso contra la repre­sión. Donde también se conformó un cuerpo de 30 delegados fue en la Facultad de Ingeniería pero a partir del cues­tio­namiento a la conducción del centro de estu­diantes (en manos de la anarquista ALU) por mal manejo de fondos. En mayo, los movilizados fueron los estudiantes secundarios contra la reforma educati­va, califi­cada de "arbi­traria y antipo­pular", que constituyeron una comisión de lucha para apoyar a los docentes que se oponían a la misma. En junio, en Veterinaria, los estudiantes ocuparon las instalacio­nes reteniendo al decano Guillermo Gallo como rehén (se fugó en un descuido) exigien­do la reforma del plan de estu­dios; la crisis generó la renuncia de las autoridades. En Derecho, los estudiantes abortaron una conferen­cia del ex-Ministro de Onganía, Guillermo Borda, alentados por la FURN, FULP y FUA, cuando irrumpieron en el salón donde tenía lugar reprochándole el asesinato de Pampillón al tiempo que le arrojaban huevos y tomates, un manifestante le aplicó un puñetazo quedando su rostro ensangren­tado. Estas inicia­tivas se sumaban a los planes de lucha de los alumnos de Odontología, Ingenie­ría, Agronomía, Derecho y una nueva recordación de la Reforma en Económicas a expensas de la FULP. Pero el hecho más signifi­cativo se produjo en rela­ción a la huelga de los trabajadores de la Petroquí­mica Sudame­ricana. El 29, después del mediodía, la policía intentó desalojar a los estudian­tes y obreros de la citada empresa que se encon­traban en el Comedor Univer­sitario esgrimiendo como pretexto la supuesta colocación de una bomba, produ­ciéndose incidentes que se expandie­ron por distintos puntos de la ciudad, con la rotura de las vidrieras del diario "El Día". A las 17 horas los estudiantes se atrincheraron en los edificios de Arqui­tectura e Ingenie­ría, mientras unos 1.500 levantaban barricadas en un radio de 24 manza­nas con el aporte de los vecinos, tomando policías como rehenes siendo uno de ellos canjeado por un manifestante deteni­do. En la zona del Mercado, llena de pensiona­dos, la policía disparó sus armas reglamenta­rias contra uno de ellos y logró varias detencio­nes a pesar de que allí los estudiantes habían consolidado un verda­dero bastión defensi­vo arrojando ácido y proyectiles desde las azoteas. Por el cariz que tomó la situa­ción, un grupo de obreros de la Petroquí­mica se movilizó en apoyo a los estudiantes. Ahora con más fuerza, se generali­zaron las luchas calleje­ras con barricadas y ataques contra negocios. En horas de la noche, se reunieron varias tendencias estudian­ti­les y el Comité de Huelga de Petroquími­ca para discutir los pasos a seguir.[5] Al día si­guien­te las autori­dades de la UNLP decreta­ron asueto y clausuraron el comedor, mientras se concre­ta­ba una nueva reunión entre estudiantes y el Comité de Huelga; la TERS abogaba por la realización de un gran acto y otras tenden­cias, vincula­das a concepcio­nes de guerra larga y prolonga­da, propusie­ron pequeños actos en distin­tos puntos de la ciudad, modalidad que se impuso durante toda la jornada con fogatas, barricadas, la ocupación de la Facultad de Cien­cias Exactas (asaltada por la policía con una verdadera lluvia de gases lacrimóge­nos) y el ataque con piedras a una estación de servicio Shell en 7 y 45. El primero de Julio se reanudaron las actividades en la UNLP y el comedor recuperó su funcionamiento. Por su parte, obreros textiles sumaron su solidaridad a los de la Petroquí­mica rompien­do su aislamien­to, ya que hasta la fecha los únicos que habían apoyado, económica y física­mente, a los huelguis­tas habían sido los estudian­tes. La lucha teórica al interior del movimiento estudian­til para dar una dirección a este conflicto se tornó sumamente intensa, reconociéndose dos líneas. Por un lado la sustentada por FAUDI, FURN y TAREA que propug­naban manifestacio­nes callejeras, línea que se impuso; y, por otro, la impulsada por la TERS que calificaba de "petardistas" a sus oponentes por no plantearse como masificar la lucha propo­niendo sistemá­tica­mente "salir a la calle". El 2 de julio se sucedieron accio­nes callejeras que empezaron cuando, luego de una asamblea en el Comedor Estudiantil en horas del mediodía, unos 300 estudiantes partieron en manifes­tación hacia el centro levantan­do barrica­das junto con trabajado­res de la Petroquí­mica; antes de llegar a la Plaza San Martín la policía los reprimió; en 77 y 4 armaron nueva­mente barricadas con residuos y atravesando automóvi­les, lo mismo hicieron en las calles 4, 45, 46, 47 y 48. En 48, entre 5 y 6, rompieron los cristales del edificio de IBM. Alrede­dor de las 14 horas volvió la calma, cuando unos 600 manifes­tantes se congrega­ron en la Facultad de Arqui­tec­tura para realizar una asam­blea, donde la FAUDI repartió volantes explicando como hacer molotov y migueli­tos proponiendo, también, organi­zarse permanen­te­men­te en grupos de cinco, con elección de delegados de curso como coordinador y direc­ción. En horas de la noche, luego de otra asamblea en Humanida­des, se concentraron en 48 y 3 donde hicieron estallar bombas de estruen­do; cuando la policía los dispersó se reorga­nizaron en 8 y 44 para dividi­rse en dos grupos, uno destro­zó la vidrie­ra de la Mercedes Benz en la calle 44, el otro grupo se dirigió hacia las inmedia­ciones de la estación de ferrocarril siendo reprimi­dos por la policía en la diagonal 80. Al otro día, la ciudad amaneció con una inédita presencia policial y del Ejército (cuyo desplie­gue creó rumores de golpe de estado) en las calles buscando evitar el acto obrero/estu­diantil programado. Prome­diando la mañana, los estu­dian­tes ocuparon la Facultad de Medicina tomando como rehenes a cuatro profeso­res, que fueron liberados al otro día luego de negociaciones encaradas por el cuerpo de delegados. Al medio­día hubo corridas y choques aislados frente al comedor uni­ver­si­tario. Recién a las 19,30 horas se concretó un acto relámpago en 12 y 58 de los estu­diantes y obreros de la Petro­química, atacando con proyectiles vidrieras y autos. En las primeras horas de la noche llegaron 600 policías de la Capital Federal. El 5, al mediodía, en momentos en que se encon­traban almorzando unos 2.000 estudian­tes en el Comedor Universi­tario se hizo presente un control policial, lo que originó refriegas. Los estudiantes (destacándose en activismo de FM, GEA -maoistas- y FAUDI) levantan barricadas en las adya­cencias del comedor, sosteniendo una profusa pedrea contra la policía que respondía con el lanza­miento de gases lacrimóge­nos y vomitivos. Los inci­dentes duraron hasta el otro día. Por la tarde, en los jardines del comedor universitario, se hizo una asam­blea donde se produje­ron enfren­ta­mientos entre miembros de FURN y sectores de la izquierda, especialmen­te de FAUDI y la TERS. El 7 se realizó una asamblea conjunta de obreros de la Petroquí­mica y estudian­tes de Económi­cas para luego marchar por el centro; también se concretó un acto de FURN y TAR, que a pesar de sus diferen­cias estratégicas conver­gían por levan­tar el planteo de la lucha armada, con obreros de la Petroquí­mica así como una manifesta­ción de los alumnos de Humanida­des y Arquitectura en repudio a la ley 19.081. La dictadura replicó con una fuerte represión combinada con atentados, secues­tros, allana­mientos en los domici­lios de activistas, detenciones arbitra­rias y otras medidas tendiente a evitar lo que se anunciaba como un "platazo", en analogía al "cordobazo". Gran parte de la lucha estu­dian­til se orientó, hasta fin de año, "contra el auge represi­vo en la ciudad" organizan­do "juicios políticos a la represión" y otras medidas junto con la Asociación Judicial y obreros de la Petroquí­mica; la jornada de lucha más significa­tiva en esta vección se produjo el 14 de octubre. Durante todo el día los alumnos de la UNLP se mantuvieron en estado de asamblea permanente repudiando la represión y reclamando la libertad de los presos políticos con un plan de acción que incluyó una manifes­tación frente al rectorado exigiendo a las autori­dades que se interesen por los alumnos detenidos. A las 16 horas, los estudiantes de Ciencias Exactas ocuparon el edifi­cio. Casi dos horas después, en la esquina de 47 y 1 varios estudiantes empezaron a pedir, a tran­seúntes y automovilis­tas, una contribución solidaria con los deteni­dos. En ese mismo momento se desarrolla­ban asambleas en Química, Ciencias Exactas, Ingeniería, Física y Arquitec­tura. Unos minutos después, la policía inició una primera ofensiva para dispersar a los estu­dian­tes concen­tra­dos en 47 y 1, siendo recibidos con piedras. Los manifestan­tes se replegaron hacia la ocupada Facultad de Ciencias Exactas; en su rauda retirada cruzaron vehículos en 115 y 47, encendie­ron fogatas y construye­ron barricadas. Al rato la policía inició una segunda intentona que también fue rechaza­da con miles de proyec­tiles y un carro de asalto quedó semides­trui­do por una molotov. Luego de 2 horas de combate, la policía efectuó un tercer ataque de una dimensión nunca vista en la ciudad con 700 bombas lacrimóge­nas y una gran cantidad de efectivos, logrando cercar a los estudian­tes y quebrar momentá­neamente su resistencia; sin embargo, operando sorpresivamente con pequeños grupos y hostigando la retaguardia policial con piedras y otros elementos contundentes sin que faltaran golpes de puño, lograron rompe­r el cerco; el enfren­ta­mientos cubrió 125 manzanas, pero el epicen­tro de la lucha y la zona de barrica­das comprendía unas 60. Simultá­nea­mente, a las 20,15 horas, la policía irrumpió en el comedor estudiantil arrojando gases lacri­móge­nos para desalojar a los casi mil comensales presen­tes, los estudian­tes rompieron con sillas y mesas los vidrios para atenuar el asfi­xiante ambiente y escapar. La caballería realizó una redada por los bosques, dete­niendo a unos 200 estu­diantes. Quedaron como saldo de casi cuatro horas de incidentes 3 policías con quemadu­ras por las molo­tov, 12 alumnos heridos y muchas casas y autos con los vidrios rotos, miles de piedras por las calles, barricadas y fogatas. Todos estos hechos fueron acompañados por una polémica entre las direc­cio­nes, y en mucha menor medida en la base estu­diantil que expresaba fastidio en las asam­bleas por la misma, sobre las maneras de auto-organiza­ción del estudianta­do. Pasando revista sobre las alternativas del debate podemos señalar que en Arqui­tectura, se discutía en torno a la necesidad de conformar un organismo único para dirigir la agita­ción estudian­til, las fracciones "gueva­ristas" proponían una coordina­dora a tal efecto pero era cuestio­nada por los peronis­tas; los reformis­tas, en cambio, instaban a la forma­ción de un centro de estu­diantes. En Inge­niería la forma organizati­va que se consolidó provi­soriamente en la etapa de mayor moviliza­ción fue el cuerpo de delega­dos frente a la comenta­da crisis del centro de estudian­tes; sin embargo, perdió inme­diatamente inserción entre el grueso del alumnado, situación que se agudizó a partir de la no existencia de una posición unánime sobre el modelo de organi­zativo; los peronistas renega­ban del centro caracteri­zándolo de irrepre­sen­tativo mientras la izquier­da sostenía la necesidad de estructurar un organismo directivo junto al cuerpo de delega­dos. En Humanida­des se practicó una modalidad de asam­bleas de docentes y estu­dian­tes, reempla­zando hasta el mes de octubre al centro de estudiantes que no funcionaba; FM, que había ganado las últimas elecciones bregaba por la institu­ciona­lización de un cuerpo de delega­dos de cursos como único organismo conductor, anunciando su abstención en los comicios para elegir autori­dades de centro de estudiantes. Donde se consolidó un sólido cuerpo de delegados fue en la Facultad de Ciencias Naturales que mostraba una alta capacidad de moviliza­ción. A nivel de la FULP, en septiembre, se produjo una crisis. Su presi­den­te, José María Méndez, ofreció su renuncia para permitir la constitu­ción de una nueva mesa directi­va en la que participen todas las tendencias que actuaban en la UNLP, haciendo contactos con FAUDI y el MOR. En ese momento la Federa­ción estaba conduci­da por FM (con gran ascenden­cia en Dere­cho, Ciencias Económi­cas y Agronomía) y la crisis obedecía a su radicali­zación interna. La FAUDI era la segunda fuerza y contro­laba los centros de Medici­na, Ciencias Exactas y Humanida­des, además del cuerpo de delega­dos de Ingenie­ría. El Reformismo tenía representación en todas las Faculta­des y controlaba el centro de estudian­tes de Veterina­ria. Más allá de todas estas alternativas, y sin lograr ninguna síntesis teórica sobre la cuestión de la auto-organi­zación, se celebraron elecciones de centro tal como lo había propuesto la FULP. A las mismas concurrieron rauda­mente la mayoría de los agrupamientos con la auto-exclusión del pero­nismo.[6] En Ingeniería votó el 15 % del alumna­do, impo­nién­do­se FAUDI con 232 votos, seguida de la Tendencia Estudiantil Antiimpe­rialis­ta (trotkis­tas) con 199 y los Reformistas con 45. En Medicina, la FM no se presentó a elecciones de Centro por sus divergen­cias internas imponién­dose AREM/FAUDI con 629 votos lo que le permi­tió retener la conduc­ción seguida por el MOR (PC) con 243 votos. En Humani­dades se impuso FAUDI con 108 votos, seguida por el MOR con 86 y AUN con 44. En las elecciones en el Centro de Estudian­tes de Agrono­mía votó el 70 % del alumnado ganando la FM con 424 sufragios, en segundo lugar quedó AUN con 96 y último el MOR con 59. En Ciencias Exactas sufragó el 40 % de los estu­diantes imponién­dose la Agrupación Universitaria para el Cambio 397 (social­cristianos, nucleamien­to formado una semana antes de las eleccio­nes), el segundo lugar fue para el MOR con 191 y cerró el Frente de Izquierda con 106 (insurrec­cionalis­tas). En la Facultad de Ciencias Económicas triunfó la lista Renovación con 152 votos (radica­les de FM) y la otra lista, el Movimien­to Revolucionario 8 de Octubre obtuvo 98. En la Facultad de Derecho la Lista Renovación (FM) sacó 535 votos contra 418 del Frente Estu­diantil Libera­ción (socialis­tas).

-VII-

Ya desde el mes de enero del '72 se reiteró la lucha contra el sistema de ingreso. Para desarrollarla, en las facultades donde los centros de estudian­tes eran controlados por la FAUDI se estimuló la conforma­ción de cuerpos de delegados. En cambio, en Arquitectura, desde el cuerpo de delegados se propició la reorga­nización de un "centro único" pero manteniendo la estructura de los delegados. La FAUDI señalaba que la lucha por el ingreso estaba asociada al desalojo de la dirección de la FULP/FUA por responder al sector pro-Hora de los Pueblos, añadiendo que "la lucha por una dirección revolucio­naria para la FULP es parte de la renova­ción general de los centros, dando paso a distintas formas de democra­ti­zación, ante todo a los cuerpos de delegados". Por su parte, las agrupaciones ligadas a la FULP/FUA respondían que la actitud de FAUDI era divisionista llamando a los estudian­tes del ingreso a organi­zarse en los centros de estu­diantes, cuerpos de delegados con repre­sen­tantes por cursos y la FUA, también a coordinar su acción con los estudian­tes de la UTN. Estas direcciones encontraban eco sólo en una fracción de los ingresan­tes, muy predispuestos a la lucha callejera. Otro grupo de aspirantes, por cierto numeroso, era propenso a posiciones más modera­das. Por ejemplo, en una oportunidad el activismo esperó más de media hora la llegada de los ingresan­tes para tomar un edificio de la UNLP, pero salvo un pequeño grupo el resto nunca llegó, frustrándose la iniciati­va. Teniendo este panorama se pusieron en práctica piquetes de militantes para boicotear los exámenes de ingreso; sin embargo, casi la mitad de los ingresan­tes intentó eludirlos concurriendo a los horarios alternati­vos que ponían en funcionamiento las autorida­des. Otros ejes importantes de movilización fueron la lucha contra los secues­tros, las torturas, la libertad de los presos políticos y por un mayor presupuesto universitario. Esta última cuestión explotó en el mes de Junio cuando los estudiantes paralizaron todos las unidades académicas volcán­dose a las calles en apoyo de un millar de alumnos que ocupó, el 23, la Facultad de Medicina y libraba importantes choques con la policía en la zona del Bosque. Cuando se expandió, en horas de la tarde, la noticia de la existencia de deteni­dos, los estu­diantes de Veteri­naria ocuparon su Facultad. En pocos minutos la policía rodeó ambas Faculta­des, cuyos edificios eran linde­ros, quedando en su interior unos 2.500 estudiantes; poco después, lanzaron no menos de 2.000 gases lacrimógenos al interior que eran respondi­dos con piedras, en especial desde el techo de Medicina desde donde con dos molotov incen­diaron un patrullero. Para romper el cerco policial, pequeños grupos de estu­diantes abandonaron los edificios por los jardines ocultándose en la frondosa vegeta­ción para atacar por sorpresa a la policía desde su retaguardia, mientras los alumnos de la Facultad de Ciencias Exactas, a 20 cuadras de allí, abrieron un frente con el mismo objetivo a partir de actos relámpa­gos con barricadas que empezaron en calle 1 entre 46 y 47; luego de surtirse de elementos contundentes de una obra una en cons­trucción regresaron a la Facultad apedreando varios focos de alumbrado público y levantando otra barricada en 47 y 115 que ocupó el ancho de la cuadra utilizando troncos que prendie­ron fuego. Una vez dentro de la Facultad la policía tiró gases lacrimó­ge­nos. Inmediatamente, las estu­dian­tes de Humanida­des tomaron el rectorado, donde no había ningún funcionario, pidiendo que se termine con el cerco de Veterinaria y Medicina. Esta lucha en relación a la cuestión presu­puestaria había abierto una aguda disputa teórica; el peronis­mo se oponía al planteo presupuestario, enten­diendo que era hacer "refor­mis­mo" y ayudaba al gobier­no, con poco dinero, a presti­giarse y solucio­nar problemas. En su contra se alinea­ba, entre otras agrupa­ciones, la FULP, TAREA (Juventud Socialis­ta de Avanza­da) y FAUDI, quienes argumentaban que el problema del déficit presu­puestario de la univer­sidad no podía ser solucionado por el gobierno sin modifi­car toda la distribu­ción de los fondos públicos, cosa que escapa­ba a sus inten­ciones y posibi­lida­des, lo que se otorgaba un carácter progre­sivo a la reivindi­cación. Lo cierto fue que la lucha por mayor presupues­to se extendió hasta fin de mes cuando se sumaron los estudian­tes de la UTN y de la Universidad Católica local que fue ocupada. La magnitud de los hechos hizo que las autoridades de la UNLP suspendieran las clases y adelanten las vacacio­nes de invierno con el fin de paliar los reclamos. La réplica estu­dian­til fue la masiva ocupación de Facultades junto con trabaja­dores no docentes que hacían reclamos salariales y escalafo­na­rios; al agregarse el alumnado de los estableci­mientos secundarios dependientes de la Universidad éstos también fueron cerrados como la UTN por miedo a la expansión de los incidentes.

No obstante varios momentos de alta confrontación, en la segunda parte del año en gran medida por el protagonismo de los secundarios, el total de acciones de masas del año fue de 97, un número sensible­mente menor al año anterior. En octubre empezaron las elecciones de autoridades para los centros de estudiantes que monopoli­zaron gran parte de la actividad del movimiento estudiantil. En Medici­na se impuso el MOR con 695 votos, seguido por FAUDI con 610, FM logró 207 y AUN 55. En Derecho ganó FM con 525 votos, en segundo lugar quedó el MNR con 226, luego el MOR con 43 y en último lugar FADIU con 42. En Ciencias Exactas ganó una alianza entre Socialcristianos y FM con 552 votos contra 335 del MOR. En Veterinaria el primer lugar fue para el Frente de Izquierda con 312 contra una agrupación peronista que, rompiendo la tradición de no partici­par en estos eventos, sumó 256 sufra­gios. En Ingeniería triunfó la Lista Indepen­diente con 1007 votos, seguida por FAUDI con 192, FM con 144, la Juventud Socialis­ta con 125 y el MOR con 49. En Ciencias Económi­cas ganó FM con 431 votos, secundada por FAUDI con 349, el MOR con 120 y la Juventud Socialista con 52. En Agrono­mía FM obtuvo 496 votos contra 215 de AUN. En Humanidades ganó la FAUDI con 300 votos, seguida por el MOR con 181 y FM que logró 180. En Periodismo se impuso FM con 40 votos y en Odonto­logía ganó una Lista Unica/FM con 456 votos. Así la FM se transformó en la agrupación con más adhesiones en la UNLP; en segundo lugar quedó la FAUDI seguida por el MOR.

-VIII-

En los inicios de 1973 la actividad del movimiento estudian­til de esta ciudad fue prácticamente nula, salvo la de aquellos destacamentos abocados a tareas electorales. A medida que se acercaba la fecha de asunción de Héctor J.Cámpora como presidente de la Nación, los temas más convocantes fueron la situación de los presos políti­cos y los intentos "continuis­tas".[7] Cuando finalmente asumió el nuevo gobierno y los presos políticos ganaron su libertad ,"devotazo" mediante, la lucha se concen­tró casi exclusi­vamente, en el enfrentamiento del continuismo a partir de la ocupación, el 28 de mayo, de las dependencias de la UNLP por inicia­tiva de la FURN y de FAEP. Si bien la toma concluyó cuando asumió, el 31, Rodolfo Agoglia como rector-interven­tor, lejos de aplacar­se, la lucha recrudeció con más vehemencia. Tanto las autoridades como profeso­res ligados a la dictadura fueron expulsados por el movimien­to estudian­til, siendo este proceso especialmente intenso en el Depar­tamento de Música, en Odontología, en el Instituto Superior de Inves­tigacio­nes de Físico-Química, en Educa­ción Física, Filoso­fía, Ciencias de la Educación, la Escuela de Bellas Artes, la Facultad de Química y Farmacia, en Derecho, Veterinaria y los colegios secundarios dependientes de la UNLP. En muchas de estas dependencias se formaron comisiones de estudiantes, docentes y no docentes que asumieron el control de los estable­ci­miento hasta lograr autoridades acordes a sus aspiraciones, en medio de álgidas controversias entre peronistas y reformistas sobre el modelo de universidad a construir en la nueva etapa que se abría.[8]

-IX-

Para finalizar haré algunas consideraciones de carácter general. Delinear el proceso de desarrollo del movimiento estudiantil platense en el período de referencia excede, como es obvio, la presente exposi­ción. En efecto, la riqueza del mismo transforma en una tarea muy difícil su síntesis de allí que con estas líneas no pretendo más que brindar un panorama de carácter muy general, dejando de lado muchos aspectos de gran centralidad. Por ello, además de ofrecer una contabilidad de las acciones de masas, he puesto énfasis en la descripción de algunas para dar cuenta del avance cualitativo que significaron en términos de organización y radicalidad. Más allá de otras precisiones posibles, voy a poner aten­ción, muy brevemente, en las jornadas de lucha de julio y del 14 de octubre de 1971 ya que en aquella época se trans­formaron en un paradigma. Por un lado, en lo que refiere a la unidad obrero-estudiantil por la convergen­cia del comité de huelga de los obreros de la Petroquímica Sudamericana con los estu­diantes en la acción directa de masas. Por otro, debido a la forma que asumió la lucha callejera con, por ejemplo, la combinación del uso de barricas con grupos que operaban desde los techos y por la retaguardia de las fuerzas policiales. En efecto, por este último aspecto estas confrontaciones se tomaron como referencia obligada al entenderse que constituían un avanzado ejercicio de "guerrillas móviles" contra los férreos dispositivos de seguridad que instalaron las fuerzas armadas del régimen, que incluyeron controles en los accesos de la ciudad, patrullajes terrestres y aéreos, cierre de la zona céntrica al tránsito vehicular y la movilización del Ejército.[9]

Por último, en relación a la contabilidad de las acciones de masas, quiero volver a destacar que durante 1972 disminuyeron con respecto al año anterior (141 en el '71 y 97 durante el '72) revirtiéndose una línea ascendente. Seguramente, entre otros aspectos, este retraimiento se relaciona con el impacto que tuvo en Gran Acuerdo Nacional y su salida electoral sobre la fuerza popular que se empezó a constituir desde el '69, cuestión que no fue abordada en la presente ponencia, pero que ocupó un lugar muy importante entre los temas ideológicos y políticos del movimiento estudiantil platense en aquellos años.



[1]- En las últimas elecciones los Reformistas Auténticos (que dominaban la FULP que no integraba la FUA) habían sumado 5.300 votos; el segundo lugar fue ocupado por los Comunis­tas y Marxis­tas Independientes (ambos reformistas, fuertes en Ciencias Natura­les, Humanidades, Bellas Artes y Medicina) con 3.600. Le siguieron los Indepen­dientes (triunfantes en la Facultad de Derecho y con importante influencia en Medicina) con 1.600; Social Cristianos (fuertes en Veterinaria, Agronomía y con cierta peso en Ingeniería) con 950 y finalmen­te los sectores que genéri­camen­te podríamos presentar como trotskistas (también reformis­tas) con 450 votos. En Arquitectura se destacaba la presencia de una fracción peronista y otra ligada al PRT.

[2]- En tal sentido, por ejemplo, la Agrupación Unión Univer­sitaria de Derecho señalaba que "los falsos apoliticismos, así como la bandera del puro gremialismo encubren nefastos intere­ses". Ahora bien, no obstante el avance, la resistencia a la politización continuo siendo alta. En esta línea, la Lista Impulso de Humanidades decía: "No cabe en este momento otra alternativa que optar por una línea realmente gremialista, para derrotar a los grupos marxis­tas que hacen de su parcialismo político el principal motivo de la militan­cia".

[3]- La FULP, FM y la mayoría de los centros de estudiantes, con el fin de garantizar y profundizar las medidas dispuestas, promovieron los debates por curso y ocupaciones simbólicas, asambleas y actos por facultad, donde se recordó a los estu­dian­tes caídos el año anterior. En la Facultad de Ciencias Naturales y Museo se constituyó, impulsado por el centro, un cuerpo de delegados estructurado en base a comisiones por carrera y delega­dos de curso "a fin de evitar la ya tradicional vertica­li­dad de los organismos de masas"; en poco tiempo, debido a su gran capacidad de movilización, logró imponer varias reivindicaciones al Decano.

[4]- La FULP informó a la prensa que "en consideración de la acefalía planteada en la Universidad y por expreso mandato de una asamblea estudiantil ha asumido la presi­dencia de la misma el Ingeniero Carlos S.Bianchi, que como primera medida dispuso la anulación de la ley universi­taria y la exhoneración de todos los decanos". Agregaron que el nombrado permanecería en las funciones asumidas, bajo la custo­dia estu­diantil.

[5]- La FULP y FM daban a conocer su lectura de los hechos atribu­yendo el origen de los distur­bios a "una maniobra orques­tada por las autori­dades para romper la creciente unidad que se viene gestando con los obreros de Petroquí­mica actualmente en huelga", proponiendo como metodología "discutir en cada una de las Facultades y el comedor los pasos a seguir conjunta­mente con los obreros en conflicto".

[6]- Recordamos que la FURN era la fuerza peronista estudian­til con mayor adhesión y se mantenía alejado de la estructura orgánica de la FULP y de los centros de estu­dian­tes. Por esta etapa sufrió varias divisiones, fundamental­mente por su acepta­ción de la conducción de Paladino, según ellos un instru­mento táctico de la estrate­gia de Perón que califi­can de revolucio­na­ria, alineamiento que, por otra parte, no le impedía rei­vindicar pública­mente el accionar de Montoneros. Esta ambigüedad era la que explica­ba la separación de un importante grupo que fundó el Frente de Agrupa­ciones Eva Perón (FAEP) denun­ciando a la FURN de tener una "actitud inconse­cuente y traido­ra". En octubre se constituyó la Fuerza Universi­taria Nacional (FUN) y una cuarta expresión del peronismo en la UNLP era la CNU.

[7]- El plan "conti­nuista", avalado por algunos sectores del PJ, refería a la reactiva­ción de la Ley Universita­ria de la dictadu­ra (Ley 17.245), que indicaba que los profeso­res designarían sus repre­sentantes para integrar los Consejos Académicos Universi­tarios. De esta manera, el nuevo gobierno electo encontraría los equipos de conducción universita­ria ya constituidos y funcio­nan­do. Para plasmar el proyecto, sobre el final del año 72 y princi­pios del 73, se reali­zaron masiva y fraudu­lentamen­te concursos de profe­sores. Todo esto acompa­ña­do de una políti­ca aperturista que buscaba el aval del alumna­do, en espe­cial, de la llamada "mayoría silen­ciosa" para legitimar la maniobra.

[8]- También fue interesante el proceso que se vivió en la Universidad Católica. A modo de ilustración, es destacable la situación que se originó en la Facultad de Arqui­tectura, cuando un 40 % de sus alumnos, según lo resuelto por asamblea, emigra­ron a la Universi­dad estatal por entender que allí no se enseña una Arquitectu­ra al servicio del pueblo, sino al servicio de las clases dominan­tes, además de haber recibido como alumnos a los miembros de la CNU implicados en el asesinato de Silvia Filler.

[9]- En este sentido, véase la nota titulada "Temas insurrec­cionales: La experien­cia platense" publicada en "Nueva Hora". Organo del Partido Comunista Revolucionario de la Argentina. Primera quincena de abril de 1972. Nro.88

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